Visitando este monumento situado en pleno centro histórico, muy cerca de la Catedral de Valencia, estaremos adentrándonos de lleno en una construcción medieval de época cristiana, destinada a baño público que seguía la tradición de los baños de vapor árabes o hammàm.
Estos baños son actualmente de los pocos que quedan en España, por no decir los únicos, que quedan activos desde la fecha de su creación.
Los baños árabes eran, en su origen, un centro de reunión social, y un elemento primordial en la vida de las ciudades. También eran un lugar para la higiene, el placer, el relax y la espiritualidad.
Los hammam o baños árabes solían tener una estética nazarí y dieron lugar a un tipo de instalaciones únicas en el mundo. Pero desafortunadamente los baños se fueron cerrando posteriormente por un decreto de Isabel la Católica.
En España existen diversos edificios históricos que en su momento fueron un "hammam". Los baños del Almirante fueron construidos entre 1313 y 1320 por Pere de Vilarasa, un jurista y caballero durante el reinado de Jaime II.
En el siglo XIX se efectuaron importantes obras de renovación y se dota al edificio de un aspecto de estilo neonazarí. En el año 1959, los baños se cierran al público después de más de seis siglos en funcionamiento como baño público. Esto lo convierte en uno de los pocos baños árabes (de España) que se ha mantenido en activo desde su creación hasta el siglo XX, como comentábamos anteriormente.
En 1963 se instala un gimnasio y en el año 1985 cierra sus puertas. Ese mismo año la Generalitat Valenciana compra el edificio y en 1993 son declarados Bien de Interés Cultural (BIC). Un año más tarde los baños son declarados Monumento Histórico-Artístico. Y finalmente en el 2005 abren sus puertas al público.
El edifico tiene tres cámaras con vueltas: la sala fría, la tibia y la sala caliente.
Por último, los muros de los baños son muy sólidos y gruesos debido a que tienen que resistir temperaturas muy bajas, mantener la humedad y el calor. Hay pocas aberturas en los baños, tan solo unas pequeñas puertas que comunican las salas y unos tragaluces estrellados abiertos en las vueltas y tapados con vidrios, que originalmente eran de colores.