Al igual que las cuevas de Maltravieso y el Conejar, la Cueva de Santa Ana pertenece también al sistema kárstico denominado calerizo de Cáceres.
Dentro del campamento militar CEFOT-1, a 12 kilómetros de la ciudad de Cáceres, encontramos la Cueva de Santa Ana. Concretamente, se ubica en un cerro formado por calizas del Carbonífero Inferior.
Ésta es una de las pocas cuevas de España que se ocuparon durante el Paleolítico Inferior. Además se han encontrado también pinturas rupestres del Neolítico y que se encuentran relacionadas con las halladas en Los Barruecos y Malpartida de Cáceres.
Desafortunadamente, a día de hoy la Cueva de Santa Ana no se puede visitar.
En Extremadura este elemento ha sido de vital importancia, desde hace muchos siglos contando con la presencia humana.
El calerizo es una acumulación kárstica que se encuentra por el sur de Cáceres y cuya presencia, propició la aparición de una población primitiva en torno a las cuevas que se formaron en esta zona.
Estas formaciones kársticas, aseguraron el abastecimiento de agua en época estival y por contrario, en tiempos de sequía, que asolaron históricamente esta área y significó el origen de una actividad artesanal que ha llegado hasta nuestros días.
Las primeras intervenciones arqueológicas por parte del Equipo de Primeros Pobladores de Extremadura (EPPEX), se inician en el año 2000. Anteriormente, se realizaron unos sondeos arqueológicos en el interior de la cavidad.
La Cueva de Santa Ana es una cavidad que alberga arte rupestre del tipo grabados.