Su historia comienza a escribirse hace más de un millón de años, en el Pleistoceno, cuando las frías aguas del arroyo de Valporquero empiezan a colarse por la piedra caliza, dando lugar a las formaciones que hoy se conocen. La Cueva de Valporquero abrió sus “puertas” al público en general en el año 1966, después de una ingente tarea de acondicionamiento e iluminación llevada a cabo por la Excelentísima Diputación de León.
Caminos, puentes, escaleras, coladas, columnas, estalactitas y estalagmitas acompañan al visitante durante un kilómetro de recorrido en la cueva más joven de Castilla y León. Este desconocido mundo subterráneo regala formaciones que ya han sido bautizadas con curiosos nombres, como el fantasma, la Virgen con el niño, Las gemelas o la Torre de Pisa. En la cueva también se permite realizar espeleoturismo en el denominado curso de las aguas, a través de dos empresas que organizan recorridos por algunos tramos.
En la Cueva de Valporquero es posible visitar siete salas y galerías, siempre acompañados del guía: Pequeñas Maravillas, Gran Rotonda, Hadas, Cementerio Estalactítico, Gran Vía, Columna Solitaria y Maravillas, además del acceso al Curso de Aguas.