Los Gorgs de la Febró, en la comarca del Bajo Campo, son un conjunto de charcos y pequeñas cascadas cerca del municipio de La Febró. Estos pequeños saltos de agua se crearon debido a la erosión causada en la roca por el afluente del río Siruana. Durante el verano, podrás acercarte a disfrutar de ellas, ya que son perfectas para pasar un día en familia.
Las pozas o Gorgs de la Febró se pueden descubrir a través de una cómoda ruta de unos pocos kilómetros. Es un paseo sencillo, que se puede realizar con niños y mascotas. Al final del camino, la recompensa habrá merecido la pena. Unas piscinas naturales increíbles, de color azul turquesa y que nos invitan a bañarnos.
Este circuito lineal comprende unos 5,6 km entre ida y vuelta, y va desde la carretera hasta el entorno de la Gorguina pasando por los Gorgs. La ida es todo bajada y la vuelta, lógicamente, subida. Se puede ir con niños, al menos hasta los Gorgs. El camino empieza sobre el kilómetro 25 de la carretera T-704, en el siguiente desvío a la izquierda después del que baja al Mas dels Frares llegando desde Reus. Si no hay mucha gente se puede aparcar el coche al principio del camino con la precaución de entrar en él. Y si no, unos metros más adelante, hay un ensanchamiento del arcén donde se puede dejar el coche sin problemas. Aparcaremos y bajaremos por la carretera hasta el camino.
Llegamos al camino, que está señalizado con un poste. Tendremos que seguir las marcas blancas y rojas del sendero GR-7 en dirección a Arbolí. El camino es realmente una pista pedregosa, que seguiremos en constante descenso hasta llegar a un cruce en una curva cuando hemos recorrido medio kilómetro. Nosotros seguimos por el camino que continúa recto, o sea, a la izquierda de la pista. Aproximadamente 700 metros más adelante llegamos a un claro en una curva del que salen dos caminos. Tomamos el de la izquierda y caminamos 200 metros más hasta que se acaba el camino en otro claro. De allí sale un sendero a la izquierda que lleva al río del Gorg.
Cruzamos el río saltando por las piedras. A nuestra derecha se oirá el ruido de la caída del agua. Una vez en la otra orilla seguimos por el sendero, que se adentra en una zona de bosque espeso. Este estrecho sendero serpentea y pierde altura rápidamente hasta llegar al mirador del Gorg. El GR-7 hacia Arbolí sigue hacia abajo, por la orilla izquierda del río del Gorg. Pocos metros más adelante se cruza con La Canaleta, otro curso de agua que va a parar al río del Gorg justo en el lugar llamado Gorguet. Ya en la otra orilla tenemos otra perspectiva del Gorg, situándonos casi debajo.
A nuestra espalda el agua del río del Gorg sigue su curso hacia el Siurana saltando de una poza a otra. Seguimos por el camino que sube a la derecha de estos gorgs. Este camino sigue paralelo al río. Desde aquí las vistas de las montañas son fabulosas. Al fondo, en lo alto, el Roquer del Gat Cendrer con 972 metros de altura máxima, y delante los riscos del Barranc de La Foradada. A la izquierda la comarca del Priorat, y a la derecha el Baix Camp. Cuando llevamos unos 600 metros desde el Gorg, nuestro sendero acaba en una pista. Seguimos recto, o sea por la izquierda, y 150 metros más adelante dejamos esta pista por un sendero que sigue también recto. En esta parte del camino el lecho del río del Gorg se abre y podemos verlo mejor.
Seguimos por el sendero, aquí con cuidado porque hay algún tramo en que el camino se estrecha mucho y quedando mucha caída a la izquierda. Poco más adelante llegamos ya a la mitad del itinerario, o sea, al punto de retorno. El camino gira a la izquierda y nos hace bajar al río para cruzarlo. En realidad el sendero continúa hacia Siurana una vez cruzado el río, pero nosotros regresaremos, no sin antes mirar a través de dos rocas el pequeño salto de La Gorguina. Pocos metros río abajo las aguas del río del Gorg se juntan a las del Siurana y emprenden el camino hasta el Ebro, aunque es muy probable que no lleguen y se queden en el pantano. Alzamos la vista y contemplamos los riscos de estos dos barrancos que se unen.
Justo a nuestra derecha está el risco llamado Desenrocada dels Castellans, donde cuenta la leyenda que fueron lanzados al vacío 500 prisioneros castellanos de la Guerra dels Segadors, en el siglo XVII. La misma leyenda dice que cuando cae la noche, si se presta atención, se pueden oir los gemidos de los soldados moribundos. Emprendemos el camino de regreso, desandando todo lo andado. Hay que tener en cuenta que todo lo que queda ahora es cuesta arriba, así que más vale dosificar las fuerzas.