Este jardín de estilo neoclásico es un lugar ideal para el paseo y el reposo, de gran valor estético y naturalista, que cuenta con una superficie de 12.597 metros cuadrados.
En él encontramos bellas estatuas y jarrones, relajantes fuentes ornamentales, árboles y arbustos de gran belleza, setos recortados y zonas de flor que hacen de este jardín uno de los más bellos de la ciudad de Valencia.
Su origen se remonta a uno de los huertos existentes en la zona de extramuros de Valencia, concretamente al huerto de Don José Vich, Barón de Llaurí. Fue vendido en 1849 a Don Juan Bautista Romero Almenar, Marqués de San Juan, que pagó por él 80.000 reales. De este jardín se ha dicho que es el “último jardín histórico-artístico del siglo XIX que queda en la ciudad de Valencia”. Contiene 33 estatuas de mármol y varios estanques, el mayor de ellos con forma de flor de nenúfar, destacando algunos grandes ejemplares de magnolio, de ginkgo y de otras especies.
Actualmente el palacete se viene utilizando para realizar bodas civiles algunos días de la semana. En su planta baja existen aseos públicos.
El Jardín de Monforte es uno de los espacios verdes de la ciudad con más encanto, considerada una de las obras de jardinería más significativas del siglo XIX.
Estos jardines, también llamados L’Hort de Romero, están repletos de hermosas estatuas, fuentes ornamentales, setos con diferentes formas, zonas cubiertas por mantos de flores, árboles y arbustos de diverso tipo que, en conjunto, forman uno de los jardines más bonitos de toda Valencia.
El parque tiene varias partes, como el jardín geométrico que rodea el palacete, y otro jardín naturalista de estilo romántico. El viajero, mientras pasea por su trazado, podrá admirar las numerosas estatuas que están repartidas por su superficie, las fuentes ornamentales o los setos recortados.
En los Jardines de Monforte se encuentra también el Palacete de estilo francés al que no se puede acceder, pero sí contemplar desde fuera.
Una curiosidad es que los leones de piedra blanca, que están situados en la plazoleta de acceso al jardín, fueron esculpidos, en un principio, para el Congreso de los Diputados, pero finalmente no se colocaron allí por considerarse demasiado pequeños.