El libro "Diario de Sotaia" de Joan Pellicer, remarcaba el viejo tópico literario del beatusille (el elogio de la sencillez y la austeridad de la vida en el campo frente a la vana agitación de la ciudad).
Sutayha (que quiere decir "terraza o "enlosado”) fue el nombre que le pusieron los musulmanes por parecerse a una azotea, una llanura, un espacio que esperaban fuese labrado y cultivado.
Los Caminos de Sotaia nos llevan a un paseo que combina las descripciones de la evolución de los paisajes culturales del agua y los retratos de las costumbres y tradiciones de su gente con relación a su medio.
Un paseo entre Bellreguard, Rafelcofer y Potríes, por un mar de naranjos que proyecta la sucesión de parcelas irrigadas por las innumerables acequias y filas, la concatenación de hileras rectilíneas que dibujan unas estructuras geométricas y la explosión de colores y olores de la flor de azahar y de las naranjas.
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