A una altura de 262 m sobre el nivel del mar y con una visión de 360º, os presentamos al Turó de la Rovira, un mirador natural privilegiado desde donde podremos obtener unas extraordinarias vistas del cercano Park Güell y de toda la ciudad de Barcelona.
El Turó de la Rovira se encuentra en un emplazamiento estratégico de la comarca del Barcelonés, para la defensa de la ciudad condal durante la Guerra Civil española .
La inauguración del espacio patrimonial del Turó de la Rovira supuso el arreglo y la actuación patrimonial en un lugar de la ciudad hasta entonces bastante degradado, aislado y desconocido, donde se conservaba una batería antiaérea que defendió Barcelona de los ataques de la aviación durante la Guerra Civil, así como las trazas del núcleo de barracas del barrio de los "Canons".
Desde la primavera de 2015, gracias a la intervención realizada por el Museo de Historia Barcelona (MUHBA), el Turó de la Rovira ofrece nuevos espacios de exposición, en los que presenta una síntesis de la historia de Barcelona a vista de pájaro, la Barcelona de la guerra y la posguerra, la batería antiaérea del Turó de la Rovira y el barrio de los "Canons", así como el papel del barraquismo en la ciudad. En el "Espai de Comandament" de la Batería se muestra la relación entre tecnología moderna y guerra aérea en las grandes ciudades.
En el año 2012 y gracias a la actuación por parte del MUHBA, la zona del Turó de Rovira junto con los búnkers del Carmel, fue galardonada con el Premio Europeo del Espacio Público Urbano otorgado a los arquitectos Imma Jansana y Jordi Romero por un jurado presidido por el arquitecto Josep Llinàs e integrado por los directores de numerosas e importantes instituciones internacionales.
En las actas publicadas se escribía textualmente lo siguiente:
“Se ha otorgado el premio a la intervención del Turó de la Rovira, en el barrio del Carmel, por su tratamiento delicado y elegante de un espacio con una historia reciente y una posición hasta ahora marginal dentro de la ciudad de Barcelona. Aparte de la vista de 360º que abarca el lugar, que es ahora un mirador más accesible, se ha recuperado un espacio para la memoria colectiva. Se evoca la Guerra Civil y, a la vez, se aporta valor añadido a los restos de un asentamiento de viviendas autoconstruidas, evitando cualquier atisbo de sobreactuación. De este modo, un espacio marginal ha sido discretamente incluido en la totalidad de la conciencia de la ciudad”.