La Torre del Oro de Sevilla es, junto a la Giralda, uno de los símbolos más famosos de la capital andaluza y de la comarca Metropolitana de Sevilla. Se trata de un fantástico ejemplo de construcción islámica y una de las últimas edificaciones que los almohades levantaron en 1221.
Si quieres disfrutar de un plan divertido en familia, te proponemos dar un paseo en barco por el río Guadalquivir, desde donde podrás contemplar algunos de los monumentos más emblemáticos de Sevilla, desde una perspectiva diferente.
Esta torre albarrana tiene su origen en la época almohade, concretamente del siglo XIII. Lleva 800 vigilando las aguas del río Guadalquivir y ha sido testigo de la historia de la ciudad, incluyendo la salida y llegada de la expedición de Magallanes y Elcano.
Esta torre fue en su origen una fortificación de protección de la ciudad en su acceso por el río. A lo largo del tiempo tuvo muchos usos en la historia como: torre de vigilancia, capilla real, prisión de nobles, almacén de pólvora, embarcadero real, capitanía del puerto y hoy en día es un Museo Militar Naval.
Es una torre formada por tres cuerpos, realizada mediante sillares de piedra con una altura de 36 metros y una anchura de 15 metros.
El primer cuerpo dodecagonal, fue construido entre 1220 y 1221, por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà, una torre defensiva unida a la muralla para la defensa del puerto y atarazanas de Sevilla.
El segundo cuerpo, también dodecagonal, fue añadido por Pedro I el cruel en el siglo XIV. El cuerpo superior, cilíndrico y rematado en cúpula es de 1760.
En la azotea podemos contemplar una magnífica panorámica del río, el casco histórico de la ciudad, dominado por la Catedral, la Giralda y al otro lado Triana, junto al Castillo de San Jorge en el puente de Isabel II.
Se llamó Torre del Oro desde la época almohade. A pesar de ello, existen varias teorías sobre el nombre del edificio, aunque la más probable parece debida a la cubierta de azulejos que brillaban con la luz del sol. También podría deberse al hecho de que el rey Pedro I, guardó en la torre tesoros de oro y plata.
Durante las obras de restauración de 2005, se dijo que este brillo se debía a una mezcla de mortero, cal y paja prensada.